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28 de Abril - Día Internacional de la salud y la seguridad en el trabajo.

EL TRABAJO ES UN DERECHO, LA SALUD TAMBIÉN

    Tras dos años de pandemia, ha quedado de manifiesto que la salud pública y la salud laboral deben ir de la mano. Garantizar las condiciones de seguridad y salud en los centros de trabajo ha sido, sin duda, una de las claves para contener y controlar la transmisión del virus en el conjunto de la sociedad.

    27/04/2022.
    Eva Cerdeiriña.

    Eva Cerdeiriña.

    EL TRABAJO ES UN DERECHO, LA SALUD TAMBIÉN

    Tras dos años de pandemia, ha quedado de manifiesto que la salud pública y la salud laboral deben ir de la mano. Garantizar las condiciones de seguridad y salud en los centros de trabajo ha sido, sin duda, una de las claves para contener y controlar la transmisión del virus en el conjunto de la sociedad.

    La pandemia nos ha dejado secuelas: las personas afectadas por la COVID persistente, con consecuencias laborales para quienes la sufren, exigen políticas de prevención y de Seguridad Social específicas aún sin desarrollar. CCOO ha reclamado de forma insistente incluir la COVID 19 en el listado de enfermedades profesionales, ya que ello facilitaría una mayor protección y mejores prestaciones para las personas afectadas.

    El avance de Estadísticas de Accidentes de Trabajo (AATT) correspondiente al año 2021 (Ministerio de Trabajo) refleja que en Baleares hubo un total 19.175 AATT con baja, con un incremento respecto al 2020 del 29,19%. Si bien el incremento es notable en comparación interanual, el año 2020 fue un año anómalo en términos estadísticos, debido a los efectos de la pandemia: el confinamiento, la ralentización de la actividad económica, los ERTEs o la extensión del teletrabajo, entre otras razones, provocaron un descenso significativo en el número de accidentes de trabajo.

    En cuanto a los índices de incidencia en jornada de trabajo, que muestran la siniestralidad expresada en número de accidentes de trabajo por cada 100.000 personas trabajadoras ocupadas, Baleares vuelve a encabezar en el año 2021 el índice de incidencia más alto del Estado: 3.621,8, muy por encima de la media estatal (2.670,6). En cuanto a los accidentes de trabajo mortales, ha habido 8 muertes en el trabajo (7 en el 2020), un dato que puede variar al alza, ya que la definición de accidente mortal cambió en 2019, incluyendo aquellos fallecimientos producidos en los 12 meses posteriores por causa del accidente de trabajo (en 2020 esto supuso 47 muertes más a nivel estatal).

    Los sectores de actividad con mayor siniestralidad son en primer lugar construcción (4.189), y a continuación hostelería (2.854), comercio y reparación de vehículos (2.078). Destacar los 2.065 AATT en el sector de actividades sanitarias y de servicios sociales, una cifra que ha aumentado con respecto al 2020 en 850 accidentes más, dato que refleja el deterioro de las condiciones de trabajo en ambos sectores durante los dos años de pandemia y que, lamentablemente, todavía persiste y está teniendo consecuencia en la salud de sus plantillas.

    La otra vertiente (desconocida muchas veces) de la salud laboral son las enfermedades profesionales. Tal como venimos denunciando de forma insistente desde CCOO, aquí el principal problema es su subregistro, el cual está motivado por distintas causas: desde la dificultad de establecer un nexo de causalidad entre la enfermedad y las exposiciones laborales, o la falta de desarrollo por parte de las Comunidades Autónomas de políticas públicas (por ejemplo, Baleares) que favorezcan su afloramiento y eviten su derivación como enfermedad común a los servicios públicos de salud. En nuestra comunidad se han comunicado 343 partes de enfermedades profesionales. Enfermedades de origen laboral que tienen una incidencia mayor en las mujeres.

    Los datos muestran las debilidades e importantes lagunas en la salud y seguridad en el trabajo y, consecuentemente, la necesidad de impulsar políticas en nuestra comunidad que aborden la prevención de riesgos laborales que nos permitan revertir tendencias y avanzar en la mejora de las condiciones de trabajo en todos los ámbitos.

    Tenemos esperanza en que la reforma laboral reduzca la temporalidad y la siniestralidad asociada. Pero es imprescindible además políticas y actuaciones que fortalezcan, entre otros aspectos, la prevención en las empresas, incorporar la perspectiva de género, o abordar los riesgos derivados de las nuevas formas de trabajo. Para lograrlo, es necesario ampliar los recursos del Instituto Balear de Seguridad y Salud en el Trabajo (IBASSAL) y de la Inspección de Trabajo. Solo así lograremos que la salud sea un derecho fundamental también en el trabajo.